domingo, 21 de febrero de 2010

Patada



Una vez tuve un amigo, Victor se llamaba... Pasamos varios veranos juntos, jugábamos sin parar, todo el día.

Una tarde, nos peleamos, (y ya no recuerdo porqué). Me pegó una patada en los cojones. Yo pensé que me iba a morir del dolor.

Recuerdo que Victor se quedó frente a mí, insultándome. Creo, que no sabía realmente lo mucho que me dolía.

Me fijé en sus chanclas, en los dedos de sus pies. Nunca me había fijado en ellos. Me parecion horribles, me dieron asco.

Quería levantarme del suelo y pisarle la cabeza, quería que se callara.

Luego, se puso a llorar.
Y me dio pena.

Comencé a respirar y pude incorporarme un poco...




Victor me miró y se limpió las lágrimas, para que no se las viera.



Al dia siguiente me marché.
Y ya no le volví a ver mas.


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3 comentarios:

ordago13 dijo...

No em ha gustado esta historía, el personaje del tal victor es patético.

Y que una amistad se acabe así de repente por una rabieta y una patada en los mismisimos...

Anónimo dijo...

Quizás Víctor no supo pedir perdón, queda poco del verano, quizás Vïctor aprendió la lección.

Saludos.

ANA dijo...

Estamos en un albergue inundado. Atrapadas. Yo en una silla y Zoe en una alfombra flotante no mágica. Me rodean tiburones. Tengo miedo. Dice que me quede quieta, quieta. Abre la puerta de la habitación y comprueba que la contigua está seca. Esquivo las aletas saltando sobre los muebles y aterrizo en sus brazos. Se señala la barriga y promete que me quiere desde dentro. Nos besamos. Cuando me despierto me siento pequeña y azul. Creo que me he ahogado.